sábado, 1 de febrero de 2014

OBESIDAD / OBESITY


Continuando con la correspondencia mente cuerpo, la forma de pensar y el modo de ser de cada persona es específico e irrepetible. No obstante la medicina psicosomática y los estudios e investigaciones de psicología y psicopatología, sí nos aportan algunos aspectos comunes que pueden compartir las personas en general, salvando excepciones. En la patología de obesidad, existen unos sentimientos y emociones comunes.

Las personas con obesidad pueden tener una gran sensibilidad, siendo muy sutiles en las percepciones y con pocas defensas y fortaleza del "yo" para neutralizar esos efectos. Predominan los sentimientos de rabia y cólera, que les llevan a comer de forma impulsiva para aplacar esas frustraciones, probablemente que arrastren desde la infancia. Han sentido la falta de amor y buscan protección mediante la comida.

Todo esto se esconde bajo una coraza de miedo, de inseguridad de no ser queridos. Comen de forma descontrolada para compensar esa agresividad que les produce la rabia y cólera reprimida, y que puede surgir en cualquier momento. Con la ingesta de hidratos de carbono les llegan abundantes calorías, y se convierten para ellos en ansiolíticos momentáneamente. A continuación comienzan las culpas y es un círculo del que les cuesta salir.

La terapia psicología siempre atiende a cada caso en particular puesto que las trayectorias de las vidas con sus eventos, expectativas y vivencias va formateando a cada ser de forma diferente. Así pues en las estrategias de actuación personalizadas, conviene contemplar también unas actuaciones que lleven al sujeto a desarrollar seguridad en sí mismo, madurez, confianza:

Crecer más allá de la familia en la que nació, superando las limitaciones de sus progenitores. Elaborar sus propias definiciones, creencias y puntos de vista, criterio propio. Alimentarse y nutrirse con sus propias ejecuciones y autorealizaciones, sin buscar constantemente protección y dependencia. Y así superar la dependencia de la comida.

Y sobre todo aprender a metabolizar el rencor, y perdonar desde una mayor amplitud mental. Ese rencor y rabia tan perjudiciales, les conviene mucho dejarlo fuera de su ser, dejarlo ir, abandonándolo  sucesivamente. Y llegar a manejar de forma responsable e independiente su vida y su cuerpo.