martes, 23 de julio de 2013

GOLPES FUERTES


Hay momentos en la vida duros, eso nadie lo niega. Hay desgracias y problemas, pero todo depende en la jerarquía de valores de cada uno, el significado que se le de a los hechos (Lazarus, R). 

Situaciones complicadas o problemáticas pueden ser relativamente desestabilizadoras para el sujeto, o pueden ir llegando gradualmente a la vida e irlo asimilando. Existen otras situaciones muy diferentes. 

Hay personas, bien sea familiares, pareja o pasiones centrales en los sentimientos y en el corazón. Hay veces que el amor a un hijo, está incluso por encima de uno. Este sentimiento de ser padre o madre de esa persona, el hijo, desencadena en el padre o la madre un gran amor, tanto que intentan luchar en la vida y salir adelante y componerse siempre emocionalmente para dar ese amor, una especie de "todo por ellos". 

Sí es cierto que es apostar demasiado, es ponerlo todo superior a uno, es poner en la mente al hijo antes que a uno mismo. Incluso las personas luchan por su pareja y en el transcurrir del tiempo puede que no vaya para adelante y se desvanezca ese amor, hay sufrimiento pero relativo, ya que esa persona llegó a la vida después. 

Lo de un hijo es diferente, esa persona por la que se lucha, a la que se quiere y por la que la gente daría mucho más, de esfuerzo, de amor, de mantener el tipo para no perjudicar, de callar hechos o situaciones para que no le perjudiquen, por amor, para que no le duelan, y puede que el padre o la madre incluso soporten mucho más de lo que sería conveniente, todo para proteger a la prole. 

Y a diferencia del sentimiento de padre o madre, el hijo, en el transcurrir de su vida, por múltiples o variadas razones que pudiera tener, manifiesta un desamor hacia el padre o la madre, ahí si que está el daño central en una vida. Eso sí es realmente sufrir el impacto más desestabilizador para la persona. 

Como si todo lo que ha ido dando sentido a la vida de esa persona, dejara de tenerlo y esa persona no entiende porqué durante tanto tiempo dando amor, para llegar a recibir ese golpe. El bloqueo mental, la pena en el corazón y la tristeza, las lágrimas con una fuerza impresionante que aparecen sin que la persona lo quiera en los ojos y en el alma. 

La garganta se estrecha, el dolor en el pecho, el estrangulamiento del estómago, la pérdida de apetito, el agotamiento que les deja sin fuerzas.... todo a la vez... el desasosiego de no saber para donde tirar ni como hacer, quedarse sin palabras, no ver el afuera y estar atrapado por el adentro... Eso es dolor central, angustia, pena y tristeza. Por todo ello las personas siempre tienen que seguir aprendiendo, conviene que la gente sepa trabajar su interior y que se ponga en primer lugar, lo más importante el "sí mismo". 

Nunca se puede perder el norte, ni siquiera por un hijo. Una persona autorresponsable tiene necesidad y derecho a querer y amar a sus hijos, pero nunca jamás por encima del "sí mismo". Ese hijo puede vivir experiencias que le cambien el concepto que podía tener de sus padres,puede estar influido por su vida diferente, incluso le pueda influír negativamente la pareja que tenga, puede que sufra negatividades y no sea capaz de hacer un balance para llegar a pensar que aunque los padres tenían defectos sí fueron haciendo lo que mejor sabían y podían en aquellos momentos para que el hijo aprendiera, estudiara, tuviera una vida. 

Probablemente a lo largo de su vida el hijo irá entendiendo si algún día llega a ser padre, que los padres como personas que son, no son perfectas. Y si todo el mundo supiera tanto desde que nace el mundo sería otro. 

Por todo ello porque una persona siempre merece la pena, porque luchando toda una vida para sacar a ese hijo adelante, porque se esforzó, porque trabajó de continuo para ello.... por todo ello, esa persona sí tiene que amarse, si tiene que entender que necesita su propio amor aunque otros, un hijo, no se lo de. Sí merece la pena, si necesita de su propio cariño y comprensión. Es una persona que lucho y vivió por y para ese hijo y sí merece el premio. El de su propio amor.