domingo, 5 de mayo de 2013

COMPORTAMIENTOS ÍNTIMOS. SUGERENCIAS PARA MEJORARLOS


1. Restablecer hábitos diariamente que garanticen dar y recibir afecto físico, al despertar por la mañana abrazarse o al salir o al volver a casa, hacerlo al ver televisión o escuchar música, acariciarse la piel mirarse u oírse con ternura y cariño.

2. Aprender a darse un tiempo cuando estén tensos, cansados o estresados. Al estar en mejores condiciones también se aceptará mejor a la pareja.

3. No dar por supuesto que se sabe tocar a la pareja, siempre se puede variar e intentar lo nuevo. Explorar, escuchar al otro y preguntar.

4. Diferenciar entre los momentos o las caricias físicas que no tienen una intención sexual, que tienen que ver con compartir afecto y ternura, de aquellas que son un claro preludio. La pareja puede desear muchas veces ser acariciada si ello no deriva en un compromiso sexual.

Para hombres y mujeres después de los 40 es vital entender que es un proceso continuo de acción-transformación; aprender cómo el tiempo puede modificar la respuesta corporal a la estimulación sexual y cómo adaptar la conducta sexual a los cambios. En general es muy valioso prolongar los preludios y tener una estimulación apropiada general y de las zonas erógenas para favorecer la posibilidad de llegar a más pasión y excitación.

Cuando se valora la relación, se dedica más tiempo para acariciar explorando y aprender técnicas variadas que resulten efectivas para cada pareja en particular y que consigan incrementar la excitación. Si la lubricación es escasa se puede ayudar con un gel lubricante recomendado por el ginecólogo.
La mayoría de los hombres no valoran el tiempo que una mujer necesita para estar lista para la penetración, hay que abrazar, besar, acariciar, dedicar un tiempo previamente, y después de estas acciones, cuando la mujer está estimulada el hombre lo nota perfectamente ya que prácticamente ella se lo va a pedir. La propia naturaleza femenina, los mecanismos de lubricación, necesitan más tiempo. A veces el hombre en cuanto siente el pene erecto ya va directo a la penetración sin fijarse en esta condición de la mujer. El amante inteligente sabe que con más tiempo todo funcionará perfectamente. Es interesante aprender a abrirse a la variedad en el encuentro amoroso. El ambiente erótico con generosas caricias físicas, verbales y ambientales mejora la reacción de los dos y aumenta la calidad del encuentro amoroso.

Cuando el hombre no se fija en estos detalles y la mujer está insatisfecha o tiene sentimientos molestos, su interés en participar activamente en la relación sexual podría perderse. Es importante mantenerse abierto para una comunicación honesta de doble vía que les permita reconocer cambios que puedan afectar su vida sexual.
En cuanto al hombre, otro punto de interés: será aprender a manejar las reacciones sexuales del hombre mayor: la disfunción erectiva, la falta de eyaculación, la lentitud en la respuesta erectiva. Se puede conseguir valorando la satisfacción de los juegos y de otras alternativas placenteras como el sexo oral o la mutua masturbación. Algunas de estas dificultades, con el desconocimiento, pueden tener un poderoso ingrediente psicológico marcado por las creencias sobre la sexualidad y las expectativas de la mujer o por la ansiedad u otros factores emocionales.
La forma de ejercer la sexualidad durante la vejez está determinada por las actitudes que el hombre ha tenido hacia el sexo durante toda la vida. Insistiremos en que es posible tener una vida sexual satisfactoria a cualquier edad desarrollando posibilidades y combatiendo el aburrimiento.

El cine puede ser una herramienta para aprender, para ampliar la comunicación sexual en especial para aquellos que tienen dificultades para hablar de los temas sexuales. Muchas mujeres mayores están indecisas en cuanto a hacer cosas diferentes por el temor de que su esposo pregunte dónde lo aprendió.
Una película o un buen libro los puede orientar. La mayoría de las personas mayores prefieren un tipo de cine más sensual que los ayude a sobrellevar la inhibición o la condición de pérdida crónica del deseo sexual, que no es inusual cuando la relación se convierte en rutina y monotonía.
Los cambios que se producen con la edad en relación a la respuesta sexual no hay por qué verlos desde una óptica negativa y sin solución. El ser humano mientras esté vivo puede amar.