miércoles, 14 de diciembre de 2011

INTELIGENCIA EMOCIONAL




Es una capacidad, un potencial que poseen las personas, y en función del grado de desarrollo y evolución que alcancen en él, dispondrán de más o menos habilidades para identificar, dirigir y canalizar sus propias emociones y sentimientos y le facilitará el conocer mejor las de los demás, crear la motivación propia para dirigir su vida y gestionar su mundo interno y las relaciones.

Así tendrá más éxito y adaptabilidad para interactuar en la sociedad, en cualquier tipo de situación, familia, pareja, para las relaciones en el trabajo y otros aspectos sociales. A su vez, la inteligencia emocional proporciona mejor conocimiento de uno mismo, la autoestima, la empatía y la sensibilidad para con los otros. En general las principales dificultades desde la infancia para desarrollarla, están relacionadas con las limitaciones e interferencias educativas. 

En la cultura occidental se consideraba como valiosa y exclusiva la razón, calificándose las emociones y a la gente sensible como inferior, más débiles y frágiles y cuando las personas exteriorizaban las emociones, se les trataba poco menos que como a enfermos. En el año 1995 D. Goleman publicó su libro “Inteligencia Emocional”, y aunque ya había múltiples investigaciones y estudios desde hace tiempo en este campo, fue una revolución. 

En la actualidad, al ser conscientes de este valor, se ensalza y se potencia su desarrollo desde distintos ámbitos, se imparten cursos para evolucionar en ella, se trabaja en la consulta psicológica y forma parte de la preparación de directivos, para el desarrollo de habilidades sociales, de autoestima y para desarrollar estrategias de motivación para los empleados. Y en conjunto para multitud de aspectos como pueden ser el mejorar las relaciones con los amigos, de pareja, compañeros de trabajo, etc...

En realidad la persona que padezca esta carencia, puede ser ciego para su psique; no identificar las señales corporales y enfermar, y ser una persona torpe para las relaciones de todo tipo. 

La gente que de forma automática niega o evita sus emociones, como consecuencia de aprendizajes desadaptativos, por temor, o porque en momentos de su vida sufrió mucho y las excluye, tiene difíciles papeles que solucionar ya que ello tiene como consecuencia importantísimos problemas en la vida: alteran y distorsionan la forma de pensar, interfiriendo en múltiples procesos y esquemas mentales; perjudica la imagen corporal y el autoconcepto, destruyendo la autoestima; hacen que la persona enferme, disminuyen la capacidad del sistema inmune, alteraciones y dolencias en el sistema digestivo, respiratorio, cardiaco, en la piel, dolores de todo tipo, alteraciones hormonales y metabólicas, insomnio y cáncer, entre otras. 

Es como si lo que se niega por un lado y no se quiere sentir, permanece en esa persona enquistado produciendo daño en los otros niveles importantes del ser. 

También repercute alterando la capacidad de empatía y las relaciones con los demás, atribuyendo significados que no existen o interpretando de forma errónea los eventos en las relaciones. 

Otras manifestaciones de las repercusiones de las emociones no sentidas y no asumidas son: anorexia, adicciones de todo tipo, a las drogas, abuso de alcohol, a la comida, fumar, comportamientos obsesivos, compulsiones, exceso de cine, tele, radio, internet, adicción al trabajo, al sexo, autolesiones, agresividad hacia otros y hacia sí mismo. 

En resumen, las emociones no sentidas y no vividas, en conjunto, son la base de múltiples enfermedades mentales. 

Las fases para desarrollar una mayor inteligencia emocional pasan por identificar las propias emociones, conscientes de las partes del cuerpo que están implicadas, reflexionar en ellas, ubicarlas en el periodo de vida, trabajarlas en el presente, etc… ¿qué tipo de emociones están bloqueadas? ¿Vergüenza, tristeza, agresividad, ternura, cariño, furia, la rabia, alegría, irritación, impotencia, o varias?