miércoles, 14 de diciembre de 2011

SEXUAL ABUSE / ABUSO SEXUAL




Las investigaciones realizadas sobre las consecuencias psicológicas a largo plazo del abuso sexual infantil, confirman la gravedad de los problemas que pueden presentar estas víctimas y su evolución a lo largo de la vida

Es una lacra social más extendida de lo que previamente podría estimarse (Pereda Beltran N.; 2010). Según algunas investigaciones, los efectos a largo plazo se pueden presentar aproximadamente en un 20 % de de las víctimas de abuso sexual infantil y constituye un importante factor de riesgo para el desarrollo de una gran diversidad de trastornos psicopatológicos en la edad adulta; aunque al existir multiplicidad de factores intervinientes, no se puede concluir en una relación determinística. Entre otros, los problemas a largo plazo que se ha constatado se pueden presentar, según las investigaciones, es una peor salud mental general, con una mayor presencia de síntomas y trastornos psiquiátricos, siendo una probabilidad cuatro veces mayor de desarrollar trastornos de la personalidad en estas víctimas que en la población general. 

Entre las complicaciones más frecuentes que se pueden presentar y que se describen a continuación, pueden estar presentes en la misma persona varios simultáneamente. Los más destacados son: 

1)“problemas emocionales” como trastornos depresivos y bipolares; síntomas y trastornos de ansiedad; trastorno por estrés postraumático; trastorno límite de personalidad; conductas autodestructivas (negligencia en las obligaciones, conductas de riesgo, accidentes, drogas, alcoholismo, ausencia de autoprotección, ente otras); alexitimia; conductas autolesivas (drogas, alcohol); las ideas suicidas e intentos de suicidio; y la baja autoestima. 

2)“Problemas de relación”, el mayor aislamiento y ansiedad social, menor cantidad de amigos e interacciones sociales, bajos niveles de participación en actividades comunitarias; desajuste en las relaciones de pareja; dificultades para la educación de los hijos. 

3)“Problemas de conducta y adaptación social”: las víctimas presentan mayores niveles de hostilidad; trastornos de conducta y presencia de conductas antisociales. 

4)“Problemas funcionales” como un peor estado de salud física general. Dolores sin razón médica que los justifique; cefaleas; fibromiálgias; trastornos gastrointestinales; trastornos de la conducta alimentaria (especialmente bulimia nerviosa); trastornos de conversión; crisis convulsivas no epilépticas; trastornos disociativos (alteración de las funciones integradoras de la conciencia, la identidad, la memoria, y la percepción del entorno); desórdenes ginecológicos; abuso de sustancias; entre otros. 

5“Problemas sexuales”: sexualidad desadaptativa; insatisfactoria y disfuncional; conductas de riesgo sexual (relaciones sexuales sin protección, mayor presencia de enfermedades de trasmisión sexual, riesgo de VIH); maternidad temprana; prostitución. “Revictimización”: otros agresores diferentes al causante del primer abuso sexual en la infancia, vuelven a ejercer en la victima nuevos abusos y agresiones y violencia física y/o sexual. 

6)“Transmisión intergeneracional”: las cifras de la posible transmisión de padres a hijos, se sitúan aproximadamente entre un 20% y un 30% en el caso del maltrato. 

7)“Repercusiones a nivel social”: bajos niveles de productividad; importante encarecimiento del gasto sanitario. La experiencia de abuso sexual conlleva serias repercusiones para la víctima en todos los periodos de su vida, siendo muy necesario que los profesionales, desarrollen programas de prevención y detección a tiempo para intervenir eficazmente, antes de que se complique todavía más la vida de la víctima.